Los días malos no traen nada bueno.

Otro día gris,
triste y sola sin ti,
vuelven las palabras a salir,
igual que las lágrimas,
que saben salir cuando nadie entra,
cuando nadie sale,
o cuando no hay nadie.
Maquiavelo decía eso
de que el fin justifica los medios,
entonces ¿qué?,
si te robo un beso,
si tu amor es el fin,
un bien mayor
que no tiene fin.
Los días pasan y pesan
y no te tengo,
y no me tienes,
no nos tenemos
ni nadie nos tiene.
Es curioso ver
cómo pasa el tiempo
cuando no tienes
con quién matar la soledad a ratos.
Pasa lento,
como si el reloj no se moviese.
Y es la agonía de no tenerte
la que me lleva a seguir perdiéndote
día a día.
Nos perdimos,
aunque no donde queríamos,
no fue en nuestras miradas
ni en ninguna de nuestras camas,
sino en la soledad,
que no nos da la posibilidad
de encontrarnos de nuevo
como dos conocidos extraños.
Y cuando leas esto
ayúdame a comprender
si quisiste perderme,
o yo lo quise,
o quién lo quiso,
porque me gustaría saber
quién nos dejó
sin ese último beso

que endulzase la amarga despedida.

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