Parece que la soledad mata,
que no se sobrevive a ella,
que nunca acaba.
Hasta que llega alguien,
ese alguien
que te rompe los esquemas,
que te cambia todos los planes.
Y eso hiciste,
llegaste sin avisar,
entraste sin llamar,
y te quedaste.
Ahora no quiero que te vayas,
porque eres mi hombro y mi hombre
y ya no quiero otro hombro
ni otro hombre,
ni otros besos,
ni risas si no son contigo.
Porque me gustas
y contigo me gusto.
Complicidad es la palabra,
cómplices somos,
y no me cansaré de decirlo
que si es asi,
que sea para siempre.
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